24 mar 2016

Zai

¿Sabes de esa amalgama de sentimientos desconcertantes, incoherentes, contradictorios y casi indefinibles que uno sienta a veces?
Pues con eso estoy yo ahora… Lo único que logro dar un poco de sentido es al triple, y ni eso tengo seguro, tres, tres veces tres (tres veces tres hacen cuatro treses, entonces ya no son cuatro si no tres, pero ahí vuelven a ser cuatro… Qué curioso que incluso lo que tengo algo claro se vuelva tan lioso).
Marcas negras en un curioso lienzo.
Agujeros que atraviesan y marcan de atención.
Giros de una estrella que no cesa de arder.
Y aun con todo, por más que los días pasen, no cambia nada… Sigue siendo un pequeño misterio, y no tengo duda alguna de que así seguirá por mucho tiempo, que luchare por desentrañar… Sabéis como soy con estas cosas (“¿Si saben cómo me pongo, pa’ que me invitan?”), siempre me han fascinado, y eso me perderá, bien ahora, bien algún día… Me hará perder, ahora, The Game: he perdido, y siempre…
Ese desespero porque no entiendes nada, porque nada logra cuadrarte del misterio, pero esas ansias de saber más, de abrir más la caja de Pandora… La cual solo se abre lo justo para acercarte al ritmo que ella misma te empuja lejos. Es TAN frustrante que es hasta precioso. Tan falto de sentido que enamora al menos pintado. Es una deliranza en mitad de una noche sin luna ni farolas que alumbren, no verás nada, pero te llama como un silbido a un can bien adiestrado, como el olor de una flor, como una racha de viento en una casa cerrada.
Lo sé, estáis perdidos… Y así estoy yo,
[…] sin clavos ardiendo
a los que aferrarnos
y así estamos: cayendo.
Y sin ninguna fe ya en los milagros.